La toxicidad de las setas
La intoxicación por ingestión de setas es un fenómeno estacional, la mayoría de setas crecen en otoño y los bosques productivos se llenan de coches en las cunetas. Las intoxicaciones suelen darse más en entornos urbanos que en rurales, ya que la gente del campo prefiere no hacer experimentos o fiarse de las guías, y come sólo lo que conoce, lo que se lleva recolectando toda la vida en su casa y no cabe duda a confusiones. Las intoxicaciones suelen deberse a la ignorancia de que existen setas venenosas, a la confusión con especies comestibles, o bien a la aplicación de falsas normas para reconocerlas, que no sirven para nada. La única norma fiable es el conocimiento de las especies comestibles, fruto de la experiencia. Si no se conoce una especie, lo mejor es no consumirla, por si acaso. (vea nuestros consejos).
1.- Intoxicaciones con periodo de latencia corto
Las intoxicaciones pueden clasificarse en las de periodo de latencia breve (menos de 6 horas desde la ingestión a la aparición de síntomas; normalmente va de 30 minutos a 4 horas), que no suelen ser graves (salvo una excepción) y las de periodo de latencia largo (oscila entre 9-15 horas, aunque hay casos en que puede llegar a los 15 días). Suelen ser graves, ya que cuando se detectan, el daño en el organismo suele ser irreversible. Por desgracia, hay casos en que las infortunadas víctimas han mezclado distintos tipos de setas en un cóctel explosivo.
Gastroenteritis aguda (síndrome resinoide)
Es provocada por muchas especies de Lactarius, Russula, Boletus, Tricholoma, Entoloma, Clitocybe, Omphalotus, Scleroderma, Agaricus, Chlorophillum, Hebeloma, Hypholoma (en el caso de Hypholoma fasciculare se han dado envenenamientos mortales), etc. Suele manifestarse por náuseas y vómitos, a veces acompañados de dolor de tripa y diarrea. Suele evolucionar espontáneamente hacia la curación en 1-2 días. Un posible peligro es la deshidratación por los vómitos y diarreas, así como la mezcla con setas de periodo de latencia largo. Por cierto: algunas personas sufren este síndrome al consumir setas comestibles, como Lepista nuda, Armillaria mellea o Clitocybe nebularis. Ya se sabe que las setas son algo indigestas, y hay quienes las toleran peor…
Síndrome neurológico
Es producido por setas que contienen derivados isoxazólicos (ácido iboténico, muscimol), como Amanita muscaria y A. pantherina (aunque esta última puede provocar envenenamientos mucho más peligrosos). Actúan sobre el sistema nervioso, pero su acción es variable. Por ejemplo, los ejemplares de A. muscaria americana son más irritantes para el tubo digestivo, mientras que en Europa son más psicotrópicos. Suelen causar vómitos, agitación psicomotriz, síntomas que recuerdan a la borrachera y a veces depresión neurológica similar al coma. A veces los síntomas recuerdan al envenenamiento con solanáceas tropánicas, como la belladona o el estramonio (intoxicación micoatropínica). En general no es grave (aunque A. pantherina puede ser mortal). Para acelerar la curación es útil la diuresis forzada.
Intoxicación por hongos alucinógenos
Se debe a los géneros Psilocybe, Panaeolus, Stropharia, Conocybe, Inocybe, Copelandia, Pluteus, etc. En muchas ocasiones la intoxicación es voluntaria, y los hongos son cultivados en casa por los propios consumidores (como los famosos monguis). El efecto alucinógeno ocurre por la psilocibina y la psilocina, derivadas del anillo indol. Recuerdan a los alcaloides hidrosolubles del cornezuelo del centeno. Actúan como falsos neurotransmisores. Los problemas pueden surgir cuando el consumidor, voluntario o no, experimenta un mal viaje. El tratamiento es básicamente de soporte (poner al paciente en un lugar con bajos estímulos sensoriales y tranquilizador hasta que se le pase). De todos modos, el tema de los hongos alucinógenos o enteógenos merece ser tratado con mayor detenimiento. En nuestra página de enlaces podrá acceder a interesantes sitios web que tratan sobre hongos enteógenos y alucinógenos, especialmente Amanita muscaria y Psilocybe spp. Cabe destacar su papel en la génesis de las religiones, tanto en Eurasia como en América.
Síndrome muscarínico
Producido por setas que contienen muscarina, como Inocybe, Clitocybe (las especies blancas y pequeñas, sobre todo), Mycena pura y Rubinoboletus. Aparte de síntomas digestivos rápidos, los más llamativos se conocen como síndrome mico-colinérgico. El paciente lagrimea y suda con espectacular profusión (síndrome sudoriano). No suele ser grave, y basta con un lavado de estómago e hidratación para curarlo. En casos de bradicardia o hipotensión marcada, se puede aplicar atropina (con precaución, eso sí).
Intoxicación cardiovascular
También se llama síndrome coprínico, causada por Coprinus atramentarius. Este hongo posee una toxina, la coprina, que interfiere con el mecanismo oxidativo del etanol. Por tanto, si se mezclan estas setas con el consumo de alcohol (simultáneamente o al cabo de un tiempo), se producen náuseas u vómitos, enrojecimiento de la piel, sensación de calor y palpitaciones, sequedad en la boca, arritmias e hipotensión arterial. A esto también se le llama reacción tipo Antabus, ya que coincide con la que provoca ese fármaco empleado para deshabituar a personas alcohólicas. El tratamiento es de soporte y sintomático. El 4-metilpirazol parece ser un buen antídoto. Este síndrome también puede ser provocado por Clitocybe cavipes, Boletus luridus y Morchella angusticeps.
Intoxicación hemolítica
Provocada básicamente por ascomicetos (Helvella, Sarcosphaera, Peziza, Morchella). No suele ser grave. Los glóbulos rojos se rompen cuando se consumen estas setas crudas o poco cocinadas. En los casos más leves se manifiesta por un color más oscuro en la orina. En los casos más graves puede haber insuficiencia renal.
Síndrome de Paxillus involutus
Esta seta fue considerada comestible hasta no hace mucho. No obstante, comérsela es muy arriesgado. Es capaz de provocar gastroenteritis a algunas personas. Además, si se consume poco cocinada y de forma repetida, llega a causar sensibilización, con la destrucción masiva de glóbulos rojos. En suma, es una alergia alimentaria que puede resultar mortal. Esta hemolisis se debe a un mecanismo inmune de sensibilización a los antígenos del hongo, que se fijan a los glóbulos rojos. En tal caso, aparte del lavado de estómago e hidratación, hay que recurrir a la plasmaféresis. Esta seta tiene el triste honor de haber matado a dos micólogos ilustres, J. Schäffer y F. Neumann, a finales de la II Guerra Mundial. En aquellos tiempos de escasez de alimentos había que recurrir a las setas silvestres, y ya ven…
2.- Intoxicaciones con periodo de latencia largo
Intoxicación por setas con hidracinas (síndrome giromitrínico)
Es provocada por Gyromitra esculenta y especies próximas (puede que también algunas Helvella spp.). Se la considera comestible si se desecan o hierven (y se desecha el agua de cocción), para destruir las toxinas (giromitrina, o metil-etil-hidracina). Ésta desarrolla graves afecciones multisistémicas. Los síntomas ocurren de 6-9 horas, y consisten en náuseas, vómitos y diarreas de baja intensidad, arritmias, hipotensión, transtornos de la conciencia (hasta incluso el coma), hemólisis y más adelante afecciones hepáticas y renales. Hay que recurrir al lavado de estómago, tratamiento de soporte y sintomático y aplicación de vitamina B6.
Intoxicación por setas nefrotóxicas (síndrome de Cortinarius orellanus y especies afines)
Causada por especies de Cortinarius, normalmente de pequeño tamaño y tonos rojizos o canelas. Suelen ser escasas en el área mediterránea, pero abundantes en Europa Central y del Norte. Las toxinas son cortinarinas, de tipo ciclopeptídico y orellaninas, de tipo bipiridílico (similares al herbicida paraquat). Provocan insuficiencia renal, en algún caso irreversible, y se manifiestan de 3-17 días. A causa de este periodo de latencia tan largo, a veces falla el diagnóstico. No hay antídotos. En casos graves hay que recurrir a la hemodiálisis o el transplante renal.
Intoxicación por setas hepatotóxicas (síndrome ciclopeptídico)
Causadas por Amanita phalloides, A. virosa, A. verna, Lepiota brunneo-incarnata y Galerina, así como por un hongo de origen americano, Pholiotina filaris. La mayoría de intoxicaciones mortales se deben a sus toxinas, la amatoxinas o amanitinas. 20-30 gramos de estas setas pueden matar a un adulto sano, si no recibe tratamiento. Las amanitinas inhiben la síntesis de ARNm bloqueando la ARN-polimerasa II, por lo que las células afectadas morirán; concretamente, las del epitelio intestinal e hígado. Estas toxinas son eliminadas por la bilis, pero vuelven a ser reabsorbidas en el intestino, con lo que se establece una circulación enterohepática de consecuencias fatales. Hay que romper ese ciclo intestino-hígado, bien mediante una sonda, bien forzando la diuresis. Los síntomas aparecen más o menos a las 11 horas de la ingestión. Primero hay una fase intestinal coleriforme, con diarreas graves y vómitos, que implican deshidratación y acidosis. Si no se trata, puede llegar a dañar al riñón. Luego hay una fase de mejoría aparente (24-48 horas), que se debe al tratamiento sintomático y aporte de líquidos en el hospital. Luego sigue la fase de agresión visceral, con lesiones en el hígado, ictericia, etc. El paciente puede recuperarse, acabar con una hepatitis crónica, o bien empeorar y morir. Puede haber una fase de nefropatía secundaria, aunque en general cura espontáneamente. El tratamiento implica un restablecimiento del balance hidroelectrolítico y la desintoxicación del organismo (y, en casos muy graves, el transplante hepático). Por cierto, hay un test muy simple (aunque no es fiable al 100% para detectar amanitinas: el test de Wieland. Se realiza sobre papel de periódico no satinado (que contenga lignina) y, sobre una zona desprovista de letras se estrujan las setas a analizar. Una vez seca la mancha, se le añaden 1-2 gotas de HCl concentrado. Al cabo de 5-10 minutos aparecerá una coloración verde azulada o azul si la muestra contiene más de 0,02 mg de amatoxinas por ml de jugo.
3.- Otras alteraciones por setas
Hasta las especies inofensivas pueden dar problemas, ciertas setas comestibles pueden provocar reacciones adversas en algunas personas, como ya indicamos al hablar del síndrome resinoide. Una posibilidad es que las setas hayan sido recolectadas en malas condiciones, o que sean ejemplares viejos, o que requieran una cocción prolongada.
Por otra parte, pueden darse casos de intolerancias personales, que ante setas tan inofensivas como Pleurotus ostreatus o Suillus spp. sufran reacciones gastrointestinales, enrojecimiento de la piel o picores. También pueden darse alergias respiratorias por culpa de las esporas. Y, por supuesto, hay que rechazar las setas recolectadas en invernaderos, márgenes de carreteras, sitios contaminados, etc., ya que pueden acumular sustancias nocivas, productos fitosanitarios, metales pesados…
Síndrome rabdomiolítico
La seta de los caballeros (Tricholoma equestre) es considerada como un bocado exquisito. Sin embargo, algunas intoxicaciones mortales en Francia y Polonia han hecho que debamos reconsiderar su consumo. Parece ser que si se comen de forma repetida y en gran cantidad, causan rabdomiolisis. La desintegración muscular masiva, sobre todo del corazón, puede matar a algunas personas. No hay un tratamiento específico para esta intoxicación. También la causan otras especies afines del género (T. flavovirens, T. auratum), así como Russula subnigricans.
Síndrome acromelálgico (o de las «piernas inquietas»)
Clitocybe amoenolens y C. acromelalga causan acromelalgia, una curiosa enfermedad que provoca dolor y picores en las piernas, con una imperiosa necesidad de moverlas continuamente. La toxina, el ácido acromelálgico, actúa a nivel de receptores del glutamato en los nervios. Sus efectos pueden paliarse con aspirina o paracetamol. En Japón recomiendan el empleo de ácido nicotínico, bañar las piernas en agua muy fría y mantenerlas en alto.
Síndrome norleucínico
Se ha descrito recientemente. Está provocado por Amanita smithiana y A. proxima. Afecta a los riñones, aunque el mecanismo de acción es distinto al de Cortinarius orellanus. El remedio suele ser la hemodiálisis. Hay que tener cuidado, ya que la seta de rubial (Amanita ovoidea), comestible, puede confundirse con A. proxima. Se han dado casos mortales en Córcega, y se han descrito ya algunos envenenamientos en Baleares.
En resumen, amigo internauta, aunque no se trate de un problema de envenenamiento, ten cuidado con los timos. Muchas veces nos venden especies de calidad inferior haciéndolas pasar por otras más sabrosas (y caras). Por ejemplo, nos pueden dar Pleurotus ostreatus como si fuera seta de cardo; Pholiota nameko en vez de seta de chopo; shiitake en vez de llanegas; o trufas de poca calidad en vez de la exquisita Tuber nigrum. En ocasiones basta con leer la «letra pequeña» de los envases, donde figura el nombre científico. En otras, por desgracia, es más difícil descubrir el engaño.