Artritis y la leche
Hoy comienzo a meterme en terreno farragoso, os voy a hablar de la leche (Animal y no materna) y de su alta toxicidad, principalmente en enfermos, como es mi caso de artritis u otra enfermedad que pueda tener su origen en una mala conducta alimentaria o un mal estilo de vida alargado en el tiempo.
Estos malos hábitos incluyen la leche y sus derivados, sobre todo los grasos, como el queso, ese fuerte, ese que incluso pica y que tanto me gusta.
Dieta ancestral
Antes de comenzar a seguir la dieta ancestral, no era consciente de como la leche afectaba al desarrollo de la artritis y la agudeza de los brotes. Simplemente me atacaban brotes muy intensos, pero yo, tomaba leche, como casi todos los ciudadanos de Occidente, a diario, sin pensar que me pudiese hacer mal. De hecho estaba convencido de que la leche era un alimento saludable, casi indispensable para la correcta calcificación de los huesos.
Nada más lejos de la realidad. De hecho la mayoría de los vegetales y frutas aportan más calcio al organismo que la leche, puesto que el calcio de la leche no es correctamente asimilado por nuestro organismo y en su mayoría es expulsado por las heces sin asimilar.
¿Es buena la leche en caso de artritis?
Os preguntaréis…
¿Por qué entonces nos aconsejan tomar leche?
Intereses económicos, solo hay que pensar en la fuerza de la industria láctea a nivel mundial, sin irnos más lejos, podríamos pensar en el gigante Nestlé. Pero no estoy aquí para escribir sobre teorías conspirativas, sino para contaros mi experiencia con la leche desde que sufro de artritis.
Bien, como os decía antes, me comencé a dar cuenta de lo dañina que es para mi organismo, cuando comencé a seguir la dieta ancestral. Como os dije en el post en el que hablaba sobre ella, no vale el,
«Por un poquito no pasa nada»
Si que pasa. Como ejemplo os contaré mi experiencia el verano del 2012 en Asturias, tierra de Cabrales, el cual me encanta.
Mi experiencia con los lácteos
Llegamos y salimos a comer algo por Llanes y una de las raciones que pedimos fue «Patatas al Cabrales». Os diré, que la noche que pasé no se la recomiendo a nadie. Pensaba que por dos o tres patatas que me comí no me iba a pasar nada, pero pasó.
En esas mismas vacaciones visitamos el museo del Cabrales, el cual incluía degustación. No comí todo lo que me hubiese gustado por miedo, aun así, tuve que comenzar a tomar prednisona de nuevo para paliar los dolores en manos y hombros.
Como esta podría contar muchas más experiencias negativas con los lácteos desde que tengo artritis, cosa que no llevo muy bien porque me priva el queso y mis postres favoritos siempre fueron los que llevaban nata. Dos productos muy grasos y por lo tanto muy nocivos para mi organismo.
Como os he dicho antes, no quiero apoyar ninguna teoría conspiranoica, y mi aportación no está refutada por ningún estudio paralelo que lo apoye. Simplemente soy una de las muchas personas que sufren artritis y que han tenido o tiene experiencias negativas con los lácteos, en muchos casos, tal vez todavía sin identificar, o asociar un brote a , por ejemplo, una degustación de quesos…
Conclusión
Como todo, también dependerá de cada organismo. Aunque el binomio lácteos – artritis es claro, pues es uno de los alimentos que más contribuyen al ensuciamiento celular.
Por ello, tú que me lees, si sufres artritis, te recomiendo que solamente pruebes. Deja de tomar lácteos durante un mes y valora, como te encuentras, si los brotes que sufres son de la misma intensidad y si otras partes de tu cuerpo, como la piel, también te lo agradecen.
Pero claro, como podréis imaginar los que leísteis el post sobre la dieta ancestral, no sólo la leche ensucia las células… En otro post os contaré mi experiencia con los cereales, y os contaré soluciones y alternativas al consumo de trigo o maíz.