Alimenta tu tiroides
La tiroides es una glándula endocrina ubicada en el cuello, por delante de la tráquea y debajo de la manzana de Adán. Tiene forma de mariposa y es conocida, principalmente, por las hormonas tiroideas que produce, aunque esta no es su única función.
Las hormonas tiroideas
Las que ejercen efecto en el organismo son dos: la T4 o tiroxina y la T3 o triyodotironina. Ambas suelen viajar unidas a proteínas (es lo que en las analíticas vemos como T4 total y T3 total) representando un reservorio circulante, pero también circulan libres (T4 libre y T3 libre) siendo estas las formas activas. De ellas, la acción de la T3 es la más eficaz de ahí que gran parte de la T4 se convierta en T3.
Cuando hay un problema tiroideo el facultativo suele pedir el valor de la T4 total y T3 total. Si estas resultan bajas podría pedir la T4 libre para valorar si dicho valor reducido puede estar causado por un déficit en la síntesis de las proteínas transportadoras.
Las funciones de las hormonas tiroideas (en adelante HT) involucran la tasa metabólica, el consumo calórico, el desarrollo y regeneración de los tejidos, la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal, entre otros. De ahí que personas hipotiroideas se sientan sin energía, tengan frío y cojan peso, mientras que las hipertiroideas sean hiperactivas, tengan calor y estén delgadas.
¿Quién regula la producción de la tiroides?
Es la hormona TSH, la cual es producida por la hipófisis y, una vez en contacto con la glándula, permite la síntesis de las HT. Por eso, es el primer valor que se mide en una analítica general. A su vez la hipófisis es estimulada por otra hormona, la TRH, producida por el hipotálamo.
Cuando el nivel de HT en sangre se encuentran en valores normales, estas realizan un ‘feedback negativo’ en el hipotálamo y la hipófisis. Esto significa que reducen la producción de TRH y TSH para que la tiroides deje de producir HT. De esta manera el ciclo se regula. Por ello, cuando la tiroides no responde como debe (en el hipotiroidismo) la TSH se eleva, mientras que cuando la tiroides está hiperactiva (en el hipertiroidismo) la TSH cae en picado.
Síntomas y posibles disfunciones
Podemos tener hipotiroidismo e hipertiroidismo. Ambas disfunciones pueden darse por motivos diversos, entre ellos por autoinmunidad. Dentro del hipotiroidismo, el 90% de los casos es de origen autoinmune (el conocido hipotiroidismo de Hashimoto), mientras que el 10% restante puede ser por déficit nutricionales.
En el hipertiroidismo también tenemos una versión autoinmune (hipertiroidismo de Graves), además de poderse originar por nódulos tirotóxicos, tiroiditis de Quervain en fase aguda, cáncer de tiroides o exceso de medicación de tiroides.
Por otra parte, las HT pueden fallar también a nivel periférico, es decir en los tejidos donde vayan a actuar. Hemos dicho que a partir de la T4 se origina la T3, pero también se puede originar la T3 reversa, la cual es una forma inactiva de T3 que el metabolismo sintetiza en determinadas ocasiones, cuando necesita ahorrar energía. Esto suele suceder cuando estamos enfermos, por anemia, inflamación, ejercicio físico extremo, infección o estrés crónico, es decir, en aquellas situaciones en los que el organismo sabe que “tiene que parar”.
Además, puede suceder en dietas hipocalóricas de larga duración ya que en ellas el organismo “pasa hambre” y es consciente de no tener energía para todo. Esto suele pasar en personas que están siempre a dieta y, desperadas, acaban siguiendo dietas extremas, en las que pierden peso que luego recuperan. Todos estos vaivenes de disponibilidad energética no son gratuitos y afectan a nuestra tasa metabólica a través de las HT. Es una respuesta adaptativa.
En estas situaciones el sistema nervioso central se sigue produciendo HT activas (lo cual es lógico ya que, de otra manera, pereceríamos). La TSH sigue en valores normales, lo que hace difícil la detección de estos casos, a menos que se estudie con más profundidad buscando la T3 y la T3reversa.
Cómo influye la alimentación en la tiroides
La alimentación y el estilo de vida influyen en todo lo que nos pasa, pero hay alimentos que están directamente relacionados con un funcionamiento óptimo de esta glándula:
-
Yodo
Una persona sana necesita 150-300 mg de yodo al día. Cuando presentamos déficit a nivel tiroideo la síntesis de las HT está perjudicada, lo que origina una acumulación de tiroglobulina en la glándula con un engrosamiento de la misma (bocio). El yodo, de hecho, forma parte de las HT las cuales están compuestas por tiroglobulina más un número determinado de moléculas de yodo (4 en la T4 y 3 en la T3).
Las principales fuentes de yodo son las algas con gran diferencia respecto a otros alimentos. Por ejemplo, 1 gramo de algas marinas o una cucharada rasa de sal yodada aportan suficiente yodo, EL EXCESO de este mineral podría originar un efecto paradójico llamado Wolff-Chaikoff, por el cual se reduce la producción de HT y, con ello, el aumento de la TSH.
Respecto a la sal yodada, esta se transforma principalmente en ión yoduro el cual es el preferido por los tirocitos. En el caso de los alimentos, estos contienen sales de yodo y también el yodo diatómico, que acaba en otros tejidos, como por ejemplo en la mama.
-
Hierro
Interviene en la síntesis de las HT y en la conversión de T4 a T3. El déficit de hierro favorece la conversión de T4 a T3 reversa ocasionando síntomas parecidos al hipotiroidismo como cansancio o falta de energía. Por ello, el control del hierro es importante y, especialmente, el control del valor de la ferritina. Esta nos indica cómo están los depósitos de hierro.
Podemos sufrir deficiencia de hierro por las siguientes razones:
- Ingesta nutricional inadecuada o insuficiente, como en deportistas de resistencia o en dietas vegetarianas mal diseñadas
- Pérdida excesiva de sangre, como en ciclos menstruales muy abundantes, úlceras, síndrome de Crohn, etc.
- Problemas de acidificación del estómago, ya que el ácido clorhídrico es indispensable para optimizar la absorción de hierro no hemo.
Los suplementos de hierro suelen estar bajo la forma de sales, aunque se ha demostrado que el hierro acompañado de aminoácidos o de lípidos presenta una absorción mayor. En cuanto a la dosis, lo aconsejable es empezar con cantidades bajas e ir aumentando si la persona lo tolera bien.
Si estamos tomando suplementos de hierro y vemos las heces negras es que estamos ingiriendo una cantidad elevada que el intestino no puede absorber y que es eliminada con la deposición provocando molestias gastrointestinales.
-
Selenio
En el proceso de formación de las HT se originan bastante radicales libres que pueden dañar a la propia célula tiroidea. Para prevenir esto, hay una enzima llamada Glutation Peroxidasa que previene estos daños, la cual contiene selenio. Esta enzima une el radical libre al glutatión, neutralizando así el efecto prooxidante del primero.
Para evitarlo es imprescindible contar con buenos niveles de selenio para proteger las células tiroideas. Se trata de un componente presente en muchos alimentos animales y vegetales. El alimento con mayor concentración son las nueces de Brasil. Se recomienda comer unas 3 o 5 nueces al día, dependiendo de las necesidades generales de antioxidantes que tiene cada persona. No conviene abusar de este alimento.
-
Magnesio
El déficit de magnesio dificulta el funcionamiento de tiroides pudiendo originar hipotiroidismo. Sus niveles pueden controlarse en las analíticas.
-
B12, Zinc y vitamina A
Todos estos nutrientes intervienen en la maduración de las HT. Es importante controlar su nivel y aportación, principalmente en las dietas basadas en vegetales.
El déficit de zinc se relaciona con una menor síntesis de la HT y una peor conversión de T4 a T3. Su valor puede medirse en las analíticas. Estadios de déficit de zinc pueden alterar la percepción del sabor, causar acné o dermatitis seborreica, infecciones de repetición (como el herpes), pelo y uñas débiles, etc.
Por su parte, la vitamina A solo está presente en alimentos animales, mientras que en los vegetales tenemos betacaroteno que se transforma en vitamina A. El problema es que para que se realice esta transformación necesitamos la función tiroidea, de ahí que pueda crearse un círculo vicioso.
De cara a la vitamina B12, esta puede ser deficitaria en los casos de gastritis autoinmune o en dietas vegetarianas sin la suplementación adecuada.
Protege tu salud intestinal
En el caso de que nuestro ecosistema intestinal no esté equilibrado y tengamos lo que se denomine una disbiosis, el organismo puede decidir que es mejor entrar en “modo enfermo”. De esta forma digiere más energía al sistema inmune y ayuda a combatir la infección.
Las causas de las disbiosis son diversas, desde una acidez gástrica insuficiente a una secreción biliar inadecuada, por ejemplo. A nivel nutricional y dependiendo de los síntomas gastrointestinales se puede optar por seguir las pautas FODMAPs o reduciendo los alimentos con alto contenido en compuestos azufrados.
Cabe recalcar que la disbiosis origina siempre una inflamación sistémica que puede ser más o menos fuerte, según del estado de salud y nutricional de las personas. Asimismo, podemos tener una disbiosis fuerte o ligera, recién instaurada o cronificada, lo cual originará síntomas más o menos fuertes.
Conclusiones
Como has podido ver, para poder garantizar el buen funcionamiento de esta glándula y sus hormonas necesitamos cuidar nuestra alimentación en su conjunto. No es necesario obsesionarse, pero sí alimentarse de comida real y de calidad, evitando la ingesta de ultra procesados y otros alimentos industriales con efecto inflamatorio en nuestro organismo. Para más dudas contacta con nuestra nutricionista.
Para terminar, debes tener en cuenta que la alimentación no lo es todo. Una buena calidad del sueño, un peso saludable, moverse, estar al aire libre y que nos dé el sol, vivir tranquilos y felices, todo ello contribuye a la salud de nuestra tiroides y organismo en general.